Podemos dar por hecho que todo lo que sabemos hoy acerca de nuestro mundo, surgió porque la gente fue y es curiosa. Pero lo interesante es saber ejercitar y dirigir esta curiosidad espontánea a través de preguntas potentes. Preguntas que den lugar a la acción y generen el nacimiento del cambio. Que sean la ventana para encontrar más fácilmente soluciones rompedoras, es decir, que rompan los paradigmas.

Cada campo intelectual nace de un grupo de preguntas esenciales que impulsan a la mente en la búsqueda de unos hechos concretos. Es por ello, que todos los descubrimientos e innovaciones, fueron indagados a partir de hacerse una pregunta estratégica que englobó lo principal o medular del tema que querían darle una nueva vuelta o nueva mirada a algo que los inquietaba. Lo importante es, que la calidad de nuestro pensamiento está en la calidad de nuestras preguntas. Las preguntas definen las tareas, expresan problemas y delimitan asuntos. Impulsan el pensar hacia adelante. Si tu mente no genera preguntas activamente, entonces, no estás involucrado en un verdadero aprendizaje sustancial.

Rescatemos la esencia de lo que decía Albert Einsten… “Si yo tuviera una hora para resolver un problema y mi vida dependiera de la solución, yo gastaría los primeros 55 minutos para determinar la pregunta apropiada, porque una vez, supiera la pregunta correcta, yo podría resolver el problema en menos de cinco minutos»,  ésto puede sonar una afirmación un tanto exagerada, pero el trasfondo es que una pregunta bien armada puede darnos una solución más rápida, pero no sólo eso, sino la solución ideal o innovadora a lo que necesitamos. Muchos premios Nobel describen el momento ¡Eureka! de sus descubrimientos cuando la pregunta «correcta» se revela finalmente por si misma. Por ejemplo, la Teoría de la Relatividad de Einstein salió a partir de una pregunta cuándo todavía era un adolescente. Y éste resultado se dio porque las preguntas ayudan a dirigir una idea, abren la puerta al diálogo, al descubrimiento y son una invitación a la creatividad del pensamiento progresivo y como consecuencia, a encontrar la mejor solución creativa a una problemática.

Pero uno de los inconvenientes actuales que frena este proceso mental: es que no tenemos ejercitado nuestra mente para hacer o hacernos preguntas diferentes. Nuestro sistema de educación se centra más en la memorización y repetición de respuestas que sobre el arte de buscar nuevas posibilidades. La aversión de nuestra cultura a realizar preguntas creativas está relacionada con una determinada búsqueda rápida e inmediata, poco procesada, siempre tenemos «poco tiempo» para lo esencial. Hay que cuidar de los medios tecnológicos que nos están llevando a llegar a soluciones a partir de la inmediatez casi sin pensar, en vez de entender el porqué de la búsqueda, sin darnos cuenta que hemos frustrado nuestra capacidad para la creatividad profunda de ideas frescas. Es por ello, que necesitamos la habilidad de preguntar de forma estratégica ahora más que nunca. Lo interesante es que podemos ejercitar y explorar preguntas catalizadoras y posibilidades innovadoras para llegar a decisiones claves.

En el libro de Marilee Goldberg, “El arte de la pregunta” dice: «Un cambio de paradigma ocurre cuando una pregunta es realizada en el paradigma actual, la que solamente puede ser respondida desde fuera de ella”. Este es el tipo de cambio de paradigma, sobre la base de las preguntas poderosas, que pueden crear soluciones innovadoras reales y verdaderas.

Se puede también diseñar o centrar una pregunta de posibilidad orientada hacia una visión positiva y no solo centrado únicamente en la fijación de problemas. Por ejemplo, plantearnos… ¿Cómo podría ser una buena escuela?, esta forma de plantear la pregunta ayudó a la gente a ver su escuela de un visión diferente, lo que resultó en nuevas ideas asombrosas.

Una pregunta poderosa:

  • Genera curiosidad en el oyente.
  • Estimula la conversación reflexiva.
  • Saca a la superficie supuestos subyacentes.
  • Invita a la creatividad y las nuevas posibilidades.
  • Genera la energía y avance.
  • Canales de atención y focos de investigación.
  • Evoca más preguntas.
  • La clave para cambios de gran escala, hacer la diferencia.

Lo ideal es generar una pregunta principal potente y luego preguntas secundarias que ayuden a ver todos los enfoques que sean posibles y así, abrir la perspectiva que tenemos del problema. También son útiles para la percepción de nuevos usos, aplicaciones o posibilidades de un producto o un servicio. Tenemos que esforzamos por llegar a tener una mente donde las preguntas esenciales sean por instinto. Es la clave para el pensamiento productivo, el aprendizaje profundo y vivir con efectividad.

Preguntarse por ejemplo:
¿Cuándo? ¿Qué clase de? ¿Con qué? ¿Por qué? ¿Cuáles? ¿En qué? ¿Qué? ¿Para cuál? ¿Acerca de qué? ¿Por medio de qué? ¿Con quién? ¿De qué? ¿Qué clase de? ¿De dónde? ¿Hacia dónde?¿Para qué? ¿Por qué causa? ¿Por cuánto tiempo? ¿A quién? ¿De quién? ¿Para quién? ¿Cómo? ¿Más a menudo?¿Quién? ¿En qué medida? ¿Todos? ¿Cuánto? ¿No todos? ¿A qué distancia? ¿Para qué? ¿Importante? ¿Dónde? ¿De dónde? ¿En qué otro lugar? ¿Más difícil? ¿Cuántas veces?

Una pregunta creativa ayuda a captar nuestra atención y a ponernos en el desafío de encontrar la mejor solución. Y todo el poder creativo de nuestras mentes se vuelcan a resolverla para abrir nuevos mundos.

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